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El Silencio, cuando los hijos mueren
Hay dolores que se pueden describir como el dolor de cabeza o de muelas, pero hay otros que son más profundos que ni nombre tienen solo se viven y se experimentan tras la muerte de un hijo. Ese dolor se agudiza desgarrando el alma. Siempre que alguien muere se genera un silencio entre los presentes. Un silencio a la reflexión, pero un silencio, también, por el dolor ocasionado ante la pérdida. Silencio donde las lágrimas se hacen presentes, los abrazos surgen espontáneos b buscando el apoyo y el consuelo del otro.
Ese silencio no está vacío sino que está cargado de emociones, de sentimientos, de recuerdos, así, como de culpas de rabia, de amor, de perdón, de lágrimas y gratitud.
Este libro es un acompañamiento a cientos de padres que han perdido un hijo. No lleno de frases bonitas, pero ayuda a entender el proceso de morir desde una enfermedad como desde un asesinato. Sea como sea esa muerte, sigue desgarrando el alma de los padres, hermanos, abuelos, tíos, amigos y demás.
Cuando el hijo/a muere pareciera que el mundo se detiene, que ya no tiene sentido ni vivirlo con entusiasmo como antes. El reloj ya no corre igual, pareciera que en cierto momento, cuando el dolor se agudiza, pesa como años y se hace lento como un siglo. Definitivamente no hay manos que sostengan el vacío que ha dejado el ser querido. En ese silencio se busca llorar, se busca recordar y se sigue amando. Pero también viene en vuelto de esperanza, de fe, de amor que pese a la muerte aún no se apaga aunque pasen muchos años.
Este libro no es un manual para superar las perdidas, sino un acompañamiento a esos padres y madres que han perdido un hijo, reconociendo que aunque el hijo ya no lo pueden abrazar sigue habitando un lugar específico de sus vidas y en un lugar especial dentro del corazón. Herido, abatido por el dolor, pero no vencido.
Aquí encontrarás palabras, frases, ejercicios y explicaciones sobre la muerte. La intención de fondo es proporcionarle al lector consuelo, compasión, levantar la llama de la esperanza y fomentar el amor.
Hay dolores que se pueden describir como el dolor de cabeza o de muelas, pero hay otros que son más profundos que ni nombre tienen solo se viven y se experimentan tras la muerte de un hijo. Ese dolor se agudiza desgarrando el alma. Siempre que alguien muere se genera un silencio entre los presentes. Un silencio a la reflexión, pero un silencio, también, por el dolor ocasionado ante la pérdida. Silencio donde las lágrimas se hacen presentes, los abrazos surgen espontáneos b buscando el apoyo y el consuelo del otro.
Ese silencio no está vacío sino que está cargado de emociones, de sentimientos, de recuerdos, así, como de culpas de rabia, de amor, de perdón, de lágrimas y gratitud.
Este libro es un acompañamiento a cientos de padres que han perdido un hijo. No lleno de frases bonitas, pero ayuda a entender el proceso de morir desde una enfermedad como desde un asesinato. Sea como sea esa muerte, sigue desgarrando el alma de los padres, hermanos, abuelos, tíos, amigos y demás.
Cuando el hijo/a muere pareciera que el mundo se detiene, que ya no tiene sentido ni vivirlo con entusiasmo como antes. El reloj ya no corre igual, pareciera que en cierto momento, cuando el dolor se agudiza, pesa como años y se hace lento como un siglo. Definitivamente no hay manos que sostengan el vacío que ha dejado el ser querido. En ese silencio se busca llorar, se busca recordar y se sigue amando. Pero también viene en vuelto de esperanza, de fe, de amor que pese a la muerte aún no se apaga aunque pasen muchos años.
Este libro no es un manual para superar las perdidas, sino un acompañamiento a esos padres y madres que han perdido un hijo, reconociendo que aunque el hijo ya no lo pueden abrazar sigue habitando un lugar específico de sus vidas y en un lugar especial dentro del corazón. Herido, abatido por el dolor, pero no vencido.
Aquí encontrarás palabras, frases, ejercicios y explicaciones sobre la muerte. La intención de fondo es proporcionarle al lector consuelo, compasión, levantar la llama de la esperanza y fomentar el amor.